Alpha - Jasinda Wilder.

La primera vez que sucedió, parecía un milagro imposible. Las facturas se acumulaban requiriendo más dinero de lo que podía tener. Las facturas del hospital de mamá. La matricula de mi hermano menor. Mi matricula. Alquiler. Electricidad. Todo el peso sobre mis hombros. Y acababa de perder mi trabajo. No había esperanza, no había dinero en mi cuenta de banco, ni trabajos disponibles. Y entonces, justo cuando pensaba que había perdido la esperanza, encontré un sobre en el correo. Sin remite. Mi nombre en el frente, mi dirección. En el interior había un cheque, a mi nombre, con la cantidad de diez mil dólares. Lo suficiente para pagar las cuentas y lo suficiente para vivir hasta que encontrara otro trabajo. Lo suficiente como para concentrarme en las clases. No había ningún nombre en el cheque, sólo “VRI Inc” y una casilla de correo para algún lugar de la ciudad. Sin rastro de identidad, motivo o cualquier cosa. Sin mención de amortización, intereses, nada… excepto una sola palabra: “You”. Sólo esas tres letras. 

Si recibes un cheque misterioso, con la cantidad suficiente para borrar todas tus preocupaciones, ¿lo cobrarías?

Yo lo hice.

Al mes siguiente, recibí otro cheque, nuevamente de VRI Incorporated. También contenía una sola palabra: “Belong.”

Y un tercero, el siguiente mes. Esta vez, dos palabras. Cuatro letras. “To me.”

Los cheques seguían llegando. Las notas cesaron. Diez mil dólares cada mes. Una chica puede acostumbrarse a eso. Me permitía pagar las facturas sin endeudarme. Mantener a mi hermano en la escuela y el cuidado de hospicio de mi madre pagado. ¿Cómo puedes rehusar dinero gratis, cuando estás desesperado? No lo haces. Tampoco yo.

Y luego, después de un año, alguien llamó a mi puerta. Una limusina negra elegante estaba en la acera en frente de mi casa. Un chofer parada frente a mí y pronunció seis palabras: “Es hora de pagar tu deuda.”¿Irías?

Yo sí.

Resulta que $120.000 dólares no son gratis.

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